Dos hombres homosexuales cogidos de la mano

Un imán celebra bodas de musulmanes gais

Dayaiee Abdullah es un imán de Washington que celebra bodas homosexuales en su mezquita dónde todos los géneros son bienvenidos

Poco a poco, el mundo es más inclusivo con las personas que se sienten atraídas por su mismo sexo. El año pasado se abrió una mezquita que recibe a gais en París y este año se produjo un casamiento entre lesbianas en el Reino Unido. En consecuencia, el panorama para los musulmanes homosexuales parece, lentamente, estar cambiando para mejor. Así lo piensa Ani Zonneveld, presidente de Musulmanes para los Valores Progresivos, una asociación inclusiva.

No son muchas las mezquitas en el mundo donde los homosexuales sean bienvenidos; su política es expulsar al miedo, y abrir las puertas a la comunidad LGBT. “Hay mucho discurso de odio”, comenta Abdullah. “Yo hago el trabajo que otros se niegan a hacer”, comentó, en relación con otros imanes. Por eso, Abdullah quiere luchar contra este discurso que solo consigue dividirnos.

Abdullah lleva adelante ceremonias matrimoniales entre musulmanes gais, y también para parejas de credos mixtas. Además, ofrece asesoramiento vía Skype, para musulmanes homosexuales que viven en países donde no se tolera el amor entre personas del mismo sexo. También ofrece un servicio de plegaria donde hombres y mujeres pueden rezar lado a lado, cosa que el Islam no permite.

Dos mujeres bajo la bandera LGTBI
Abdul asegura que intenta hacer el trabajo que otros se niegan a hacer en cuanto a los matrimonios homosexuales | Getty Images

Pero Abdullah no es el único: otros musulmanes de importancia como Keith Ellison y Andre Carson han mostrado su apoyo hacia las uniones homosexuales. Ellos conocen el trabajo de Abdullah, cuya popularidad no hace más que crecer, abriendo nuevas puertas. “La gente entiende que tienen el derecho tanto espiritual como legal para cumplir sus sueños”, cuenta el revolucionario Imán.

Abdullah se convirtió al Islam a los 29, cuando conoció a musulmanes Uighur durante su estadía en China. “Les pregunté si estaba prohibido ser musulmán y gay, y me dijeron que no”.

Ahora Abdullah siente que tiene una responsabilidad como líder religioso y sexual. “La misión que debo lograr se ha vuelto mucho más valiosa, tanto a nivel personal como espiritual. No por la publicidad, sino por el bien de la gente que lo necesita”, comentó tras recibir los primeros frutos de su obra.