Sala de cine antigua en un formato blanco y negro

Buenos Aires recupera sus salas de cine “de autor”

Dos de las salas más emblemáticas reabrieron sus puertas, con tecnología renovada y una jugosa oferta cinéfila

Promediando 2012, tanto los cinéfilos, bohemios de la noche porteña, intelectuales de café e integrantes de la industria de cine local se tomaban la cabeza: el poco público y la aparente preferencia de este por las superproducciones de Hollywood obligaron a cerrar salas clave para la distribución del cine llamado “de arte”, tal vez menos narrativo o hecho con menos recursos, pero más osado en su propuesta estética o estructural; para productores, actores y directores locales, esto implicaba también perder un espacio donde proyectar sus películas.

Sin embargo, 2013 implicó un cambio de rumbo, para mejor, una brisa de aire fresco. No solo reabrió recientemente el Arte Multiplex, en Belgrano, sino que ayer volvió a abrir sus puertas el legendario cine Gaumont, frente a la Plaza del Congreso. Ambas salas volvieron con nuevas butacas más confortables y mejores condiciones de proyección, tanto a nivel imagen como sonido.

Con la aparición de videoclubes y la tendencia creciente a ver cine en el hogar, los cines de esta naturaleza se convirtieron en espacios de resistencia para aquellos que quisieran ver un estilo de cine diferente y en una sala oscura, donde mejor se aprecian las películas. Los vecinos de Belgrano que pujaron por el regreso de su adorado cine elogian “la adrenalina del cine, las luces que se apagan, la expectativa, la pantalla”, en palabras de una de las vecinas.

Sala de cine independiente con espectadores viendo un film en la gran pantalla
Hace un año se cerraban en Buenos Aires varias salas de cine dedicadas a exhibir “cine de autor” | Getty Images

El cierre del Arteplex generó una pequeña revolución: los vecinos se movilizaron, juntaron firmas, hicieron abrazos simbólicos, y, meses después, el cine volvió a funcionar, con salas llenas en varias funciones. La industria de cine local no se quedó al margen, y hasta grabó un anuncio para difundir lo que implica la diversidad en el cine, y la importancia de contar con salas que proyecten films argentinos, europeos, asiáticos y de todo el mundo.

El Gaumont, la sala principal de la que dispone el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) en el kilómetro cero, tiene más de cien años de historia. Sus salas se dedican exclusivamente a exhibir películas argentinas y latinoamericanas.

En 2012 casi fue demolido para construir allí un edificio, pero el apoyo popular evitó la demolición y hoy en día, el INCAA, es el propietario del espacio y recientemente lo ha remodelado conservando su estilo pero aportándole la comodidad de un espacio reestructurado. Ahora, ya no se alquila esta sala. La sala conserva su antigua magia, y además ofrece servicios modernos y placenteros.