Una madre soltera en situación de calle con un bebé de siete meses en brazos cambió su vida de un momento a otro por encontrarse con una pareja de generosos desconocidos. Eso abrió sus ojos y ahora ella está ayudando a otros.
Jenedith Fontanez (alias Jenni) era una madre soltera de 23 años, con tres hijos. La vida no la trataba bien: luchaba por cuidar a su hijito de 7 meses Isaac, mientras que sus otras dos hijas – Inelis, de 7, y Arielis, de 5 – vivían con su padre desde hacía meses, dado que Jenni vivía en la calle.
Hoy, gracias a las generosas donaciones de muchos buenos samaritanos que se enteraron de su historia, Jenni tiene un techo y muebles. Sus ángeles guardianes se llaman Andrew y Cherish Doutrich, a quienes Jenni conoció el mes pasado, cuando la joven madre de Pennsylvania tenía que criar a sus tres hijos con un magro sueldo de ayudante de enfermera en el hospital local. Estaba en la calle desde hacía meses, preguntándose cuándo iba a ser su próxima comida y dónde dormirían ella y su bebé esa noche.
Pero ese día su vida cambió: los Cherish la vieron desde su auto y le ofrecieron llevarla a un supermercado a comprar comida, para después deslizarle 500 dólares en el bolso. Jenni usó ese dinero para pagar un monoambiente en el East Lampeter Township, pero no sólo eso: dio a conocer su historia, y más gente que no la conocía quiso ayudarla. Jenni empezó a recibir docenas de llamados de desconocidos ofreciéndole muebles, electrodomésticos, comida, ropa para los chicos y toda clase de cosas. “Todo eso realmente me ayudó a pararme de nuevo sobre mis pies y salir adelante”, cuenta la joven, que a partir de entonces decidió ayudar a otras personas que lo necesitan, creando una red que pone en contacto a gente que vive en la calle con personas dispuestas a ayudar material o espiritualmente.
Finalmente, sus hijos tienen un lugar al que pueden llamar hogar. “Gracias a todos por su apoyo, ha significado muchísimo para mí. Sólo pienso en devolverlo ayudando a otros que lo necesiten”, expresó Jenni, y se puso manos a la obra y decidió dedicarse a ayudar a transformar las vidas de otras personas en situaciones como las que ella padeció. Empezó un programa para ayudar a madres y padres solteros, en situaciones desesperadas; y no solo eso: ella misma se ofrece a cuidar a los bebés de aquellos padres que necesitan salir a la calle a buscar trabajo.
“Hay un montón de gente allá afuera que sólo necesita que alguien les dé una primera oportunidad”, cuenta la buena samaritana. “Yo voy a estar bien. Ahora es el momento de ayudar a otros”, concluye, dando inicio a una hermosa y verdadera cadena de favores.
Visto en Huffington Post
Nota editada por Coni Bardelli